¿Te pasa que los músicos desconectan del ensayo con facilidad? ¿Cuchichean durante tus instrucciones y hablan durante la interpretación de una obra?

Claro, estamos, continuamente, recibiendo numerosos estímulos a lo largo del día. Cada vez más, nuestra atención es más breve y dinámica como para estar más de una hora concentrados en el mismo estímulo.

¿No crees?

Empieza con sorpresa.

El cerebro humano reacciona a lo nuevo o inesperado y activa áreas cerebrales que responden a la sorpresa y el cambio.

Aprovecha este recurso para iniciar el ensayo con algo fuera de lo común: una partitura nueva, un calentamiento especial, una dinámica de grupo, una experiencia personal, variar la rutina de ensayo o repertorio, una breve improvisación…

Quizá puedes hasta conseguir más puntualidad 😜

Micropausas.

La atención sostenida suele alcanzar su pico a los 15-20 minutos antes de empezar a decaer. Divide los ensayos en bloques cortos, con descansos breves, para que el cerebro se recupere y mantenga su foco durante más tiempo.

Añade micropausas regulares (30 segundos a 1 minuto) y descansos activos, favoreciendo que el cerebro se relaje y se reactive evitando la fatiga mental.

Emplea todos los sentidos.

Que no todo sea tocar, tocar y tocar. Integra estímulos visuales, auditivos y kinestésicos (movimiento) para captar la atención al activar diferentes áreas del cerebro. Usa grabaciones audiovisuales de otras agrupaciones y ejercicios con movimientos o gestos que refuercen la atención.

Aprovecha los descansos activos para “beber agua”, realizar estiramientos o interpretar un fragmento con percusión corporal.

Aprovecha el poder de las historias.

Somos seres emocionales. En ocasiones, nuestras acciones más impulsivas vienen de nuestro cerebro más primitivo. Y ahí se encuentra el sistema límbico y la amígdala, que regula las emociones y juega un papel clave en la atención.

Inicia el ensayo conectando con la emoción de la música o del proyecto, hablando del contexto de la pieza, la experiencia del compositor o la narrativa de la obra. Involucrarás de manera más profunda a los músicos en el desarrollo del ensayo.

Recompensa en el momento.

El cerebro responde a recompensas inmediatas, liberando dopamina, lo que incrementa la motivación y atención. Celebra pequeños logros durante el ensayo, como lograr un buen pasaje o mejorar un fragmento complejo, incluso alabando una actitud positiva en la práctica. Así, activarás el sistema de recompensa del cerebro, incentivando a los músicos a mantenerse concentrados.

El cerebro quiere volver a obtener esa dopamina.

Activa la curiosidad.

Al cerebro le encanta buscar respuestas a preguntas. Es altamente curioso.

Comienza el ensayo con una pregunta intrigante sobre la pieza, el compositor o algún secreto en la música, ya sea técnico o emocional. Incluso plantea retos individuales o en familias con audiciones activas de la propia obra que estás ensayando. Es muy efectivo para activar sus centros de atención.

Evita la monotonía.

Nuestro cerebro es vago, busca la comodidad. Ante estímulos continuos similares, posiblemente desconecte.

Cambia el ritmo del ensayo, alternando entre secciones rápidas y lentas, detalladas y generales. Incluso evita demasiadas repeticiones de un mismo pasaje para que los músicos no entren en piloto automático y mantengan sus cerebros atentos.

Atención a los momentos de silencio intencional. Son poderosos para capturar la atención.

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